En la ceremonia del té japonesa se resume el alma de todas las manifestaciones de la cultura.
Culminación de la unión entre la creatividad artística, la sensibilidad hacia
la naturaleza, el pensamiento y las relaciones sociales.
Es un acto ético y estético donde la cortesía y lo artístico se unen para
hacer la vida más agradable y sencilla, ajustándose a cuatro ideas centrales
ARMONIA, RESPETO, PUREZA Y SERENIDAD.
La Ceremonia del Te fortalece el severo espiritualismo feudal y junto a las
meditaciones del Zen, preparadas, moldeadas y adaptadas, pasan a formar
parte indispensable de la vida cotidiana japonesa.
Esta ceremonia junto a la poesía, la contemplación de los árboles, la luna y
las flores tienen el propósito de formar el modo básico de la vida cotidiana
japonesa actual y representa la Naturaleza universal en un pequeño espacio. Una ceremonia basada en el silencio y la introspección.
Durante este ritual se
dedica solo media hora a beber té (verde y fino como harina). Pero requiere una
hora y media más para elegir el vestuario (siempre en colores tranquilos), limpiar
el ambiente, traer el brasero donde calentar el agua y ponerle cenizas para ser
labradas y admiradas por el invitado.
Nada queda librado al azar. Todo parece una armoniosa danza con movimientos
elegantes y cuidados.
A pesar de que no esta permitido hablar - solo al final puede
pedirse alguna referencia de los elementos usados - se respira una increíble
comunicación.
Se ponen 2 cucharadas y media de matcha (te verde en polvo) por cada invitado.
Para un espumoso té se utilizan hojas jóvenes de plantas de hasta 15 años.
El siguiente paso es colocar el kama (marmita con agua caliente) en el furo
(brasero con cenizas), ante el cual se inclina el comenzal.
Después de elegir la
ropa e instalar los tatami (paneles), hay que tamizar el té verde en polvo. Si se
elige un té liviano, debe pasarse a un natsume (pote de laca). Si es un té espeso,
el pote será de cerámica. Los utensilios deben limpiarse con un chakin (tela para
limpiar).
El invitado espera su chawan (taza), que deberá beber por completo y limpiar
el borde, donde apoyó sus labios. La postura es fundamental para preservar
las piezas usadas: cerca del suelo hay menos posibilidades de que se caigan y
rompan. Cada invitado tiene que limpiar el chawan con su propio fukusa (servilleta que
debe llevar). También puede probar las masitas de azúcar impalpable con formas
de flores y paisajes, que se deshacen en la boca.
Al final, se contemplan por un
rato los bellos objetos utilizados.
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